lunes, 30 de agosto de 2010

CAPÍTULO UNO



                            En la actualidad


Charlotte estaba cursando el último semestre de universidad en Boston, ella se había transformado em una linda mujer de un metros sesenta y cinco, ojos verdes con bellas líneas amarillas que profundizaban su mirada,  piel blanca como la nieve, cabellos largos de un negro envidiable y lacios.
Era delgada pero no demasiado y de curvas muy bellas. Cumpliría los veinticinco años en Diciembre.
En la universidad siempre destacaba tanto por su belleza como por su inteligencia, los profesores la tenían vista como la mejor de toda la generación, a pesar de que no tenía padres era muy responsable y no faltaba a las clases. Siempre estaba en la biblioteca y ayudando al que se le presentara con dudas.

Transcurría noviembre el clima era frío y otoñal, se acercaba una fecha un poco incómoda para ella, el día en que sus padres habían muerto en el accidente.
Estaba entrando al campus para comenzar con su primera clase Literatura Clásica. Cuanto adoraba la Literatura, ya que el señor Fernando la había instruido muy bien sobre esta. Nunca la había dejado con una duda, <<es un excelente maestro>>  pensaba.

No dejaba de pensar en cuando sería el día en que conocería el amor. Llegando al salón siempre veía a las clásicas parejas sentadas en el jardín exterior compartiendo secretos, besos y arrumacos. Los observaba con mucha curiosidad por saber que sentían.

Al inicio  de la clase de Literatura el profesor hablaba sobre un libro importante. Ella estaba un poco distante de la clase pensando, sonó la puerta, alguien tocaba. <<Alguien interrumpió la clase del señor Duran, le irá mal, a él no le gustan las interrupciò...>>.Su pensamiento se corto al ver qué no se molesto en abrir la puerta, no refunfuño, ni dijo una palabra.

Era un chavo muy guapo, de estatura un metro ochenta, cabellos platinados y  largos, piel blanca, un tatuaje en su cuello que entraba porsu playera negra, con una musculatura impresionante. Daba una apariencia de ser un chico malo, y provocó cierta inquietud en Charlotte, pero no dejó de mirarlo con curiosidad.
-Chicos este es nuestro nuevo compañero de clase su nombre es Johan Sorenhen y viene de Rusia, denle una bienvenida y muéstrenle lo que hemos visto para que no se atrase.- miró el profesor a Charlotte, era la más aplicada y tenía todos los apuntes de clase, ¿cómo no iba a esperarse aquella aclaración de parte del profesor?.

Charlotte lo observó fijamente a los ojos eran de un color muy extraño, un azul rey con un centro  claro eran muy profundos a simple vista era un azul intenso pero cambiante, se perdió en aquel laberinto interminable. Cuando se dio cuenta él ya estaba sentado a un lado de ella, era como si se hubiese quedado dormida con los ojos abiertos,-¿cómo es que no se dio cuenta de que él ya se había sentado? -Se preguntaba.
-¡Hola! ¿Cuál es tú nombre?-Preguntó el chico nuevo.
No respondió en ese momento hasta que él volvió a preguntarle.
-¡¡Hey!! Estás bien-La miró de frente y arqueó la ceja.
-¡Oh! Perdón, no te preste atención.-Mintiéndole de su reacción.
-Me llamo Charlotte James.- Él se acercó más y ella se quedó todavía más perdida en su mirada.
-El profesor me dijo que me sentara cerca de ti para tomar los apuntes de las clases pasadas. ¿No hay ningún problema si te pido tu libreta prestada?- Se dirigió a ella con una sonrisa muy pícara que provocó que se sonrojara.
-¡Si claro! No hay ningún problema.- Le dio la libreta sin ninguna vacilación.

La clase continuó y él la miraba demasiado, llegó a irritarla, ella volteó y lo encaro.
-¿Tienes alguna duda? Es que veo que quieres decirme algo ¿no?-Su tono fue de irritación
-No, es sólo que miraba tu cabellos es muy lindo, de hecho eres hermosa.-Ella se sonrojó por completo y volteó al frente sin decirle nada.

Terminó la clase de Literatura, Charlotte estaba un poco más relajada, pero seguía pensando en el chico nuevo .Le había dicho algo muy  atrevido pero la provocó.
-¿Por qué me ha dicho eso?¿Con qué derecho?.-Refunfuño y siguió su camino hacia la biblioteca.

Él había salido muy rápido del salón así que no pudo ver a donde se dirigía. Cuando entró a la biblioteca ahí estaba él, sentado en su mesa favorita, la silla parecía de juguete, él no cabía pues era muy grande y fornido.
Char se acercó a la mesa ignorando por completo a Johan, no le había agradado su atrevimiento en la clase pasada. Él se limitó a mirarla por un segundo y regresó a su interesante libro. Sintió el rechazó, pero a ella que le importaba, además no estaba para hacer amigos teniendo una semana pesada antes de iniciar exámenes.
Terminó de estudiar y antes de que se diera cuenta, Johan ya se había marchado, tanto se había concentrado en estudiar que lo ignoro por completo.
Salió del campus y tomó un taxi, estaba completamente cansada de un día de estudio arduo. No había comido absolutamente nada y su estómago rugía.
-Muy buenas noches, puede llevarme a la calle Clark y la calle Norte.-Estaba acostumbrada a caminar pero, de verdad estaba cansada, y últimamente sentía mucha necesidad de comer. El nutriólogo le había dicho que era muy extraño su metabolismo, comía demasiado pero no parecía afectarle en nada a su figura y su peso.

Cerca de su casa habían tres restaurantes; el Estrega, el Maurizio y el Nico. Así que podría caminar para comprar su comida. Llegó a casa, el Señor Conlan no estaba habíasalido a Rusia por un problema con la empresa de sus padres, así que se quedó sola. Tomo la tarjeta de Débito y salió de su casa dirigiéndose al restaurante Nico.
Llevaba ropa deportiva, y realizó la rutina de cada día antes de comer. A dos cuadras de su casa entró al restaurante y pidió la carta de menú.

-Muy buenas noches señorita James, puedo tomar su orden.- Ella la miró, la conocían muy bien en ese restaurante. Tantos años, eran ya 8 años y faltaba poco para los 9 años desde que se había mudado a Boston con el señor Conlan, no  cocinaba en casa por eso era tan conocida en los restaurantes.
-Señorita Daisy deseo una ensalada césar, pasta con albóndigas, y un banana split por favor. Esta vez para llevar.-Observando que ya era tarde para regresar sola caminando por la calle, Boston no era cien por ciento seguro, y no se iba arriesgar. El señor Conlan le había enseñado artes marciales y defensa personal, pero no estaba segura de qué le sirviera si el atacante tenía una pistola, así que procuraba no andar sola tarde.
-Serían cien dólares, señorita.- Para una persona con su fortuna no era mucho, nunca estimaba en gastos de comida. Pero procuraba no gastar en tonterías.
-Okey, muchas gracias.-Le pagó y salió del restaurant.

A una cuadra de su casa, escuchó una discusión muy fuerte era una pareja. Una chica punk y un chico que parecía salido de un concierto de rock pesado, él tenía un aire de malicia que provocó que ella dejara de mirarlos. Pero no pudo, al ver que la chica dejó de hablar tras un golpe muy fuerte que la botó al piso Charlotte se quedó horrorizada. Aquel hombre se acercó al cuello de la chica punk y en la oscuridad solo se veía como la chica temblaba y él la forcejeaba al piso.
Ella intentó acercarse para distinguir que pasaba sin que la vieran. Su horror quedó  plasmado en su cara, había sangre regada alrededor de la chica y el hombre parecía beber de ella. <<Un Vampiro>>pensó muy en el fondo.
El hombre volteó con su mirada demoniaca, y se dio cuenta que había un espectador en la esquina del callejón observando.
-Hola veo que te gusta mirar, porqué no te acercas más y así platicamos de lo que has visto pequeña.-Su tono de voz era horrible, le puso la piel de gallina y se quedó petrificada. La había visto, y Char sabía que tendría el mismo destino que la chica punk, corrió hasta que sus pies no pudieron más, dejó tirada la bolsa de comida. El hombre la seguía a lo lejos y ella no pudo más así que busco a personas en la calle. No había nadie, su casa estaba ya muy cerca pero no quería que la viera entrar. Se dirigió a la estación de policías más cercana. Acababa de presenciar un asesinato y tenía al asesino siguiéndola. Así que podrían encontrarlo más rápido.

Cuando llegó el hombre desapareció. Perecía mentira pero no había rastros de él en la calle. El policía la vio entrar, estaba completamente agitada y llorando.
-¿Señorita le pasa algo?-le habló desde su escritorio.
-¡Un asesinato! Me siguió...el...tenía sangre en la boca...La mató.-sus palabras eran muy incoherentes.
-Señorita ¿Cuál es su nombre?-Intento tranquilizarla mirándola fijamente.
-Mi nombre es Charlotte, presencie un asesinato. Intenté que me siguiera el asesino para que pudiera ser atrapado pero, desapareció.-Pauso la conversación observando que el policía no mostraba interés sobre su loca historia paranoica que le estaba contando.
-Señorita muestra pruebas de lo que está diciendo.-La miró buscando que le diera una foto o algo así.
-No, pero puedo llevarlo al sitio en el que ocurrió todo.-Rayos como pedía fotos si esto acababa de ocurrir, podría estar todavía el cuerpo de la chica y la sangre.
-Está bien la llevaré, pero si esto es una broma juro que no saldrá hasta mañana de aquí señorita Charlotte.-Era lógico últimamente llegaba mucha gente loca, gritando tonterías para alarmar a la policía.
Llegando a la escena del crimen ella bajo primero y vio que no había ni una gota de sangre en el suelo, él la miró con mucho enojo.
-Señorita, veo que le gusta hacer bromas. La llevaremos a su casa y ojalá para la próxima no llegue dando falsas alarmas a la policía.- Dirigió su mirada al auto, hizo una seña para que entrara.
-Pero oficial.-Miro el gafete - Señor Luis, es verdad, es más dejé mi comida tirada ahí.-No había nada solo restos del caldo de los espaguetis. Ni la nota , nada, parecía que el asesino se había llevado toda evidencia.
-Muy bien, señorita ¿vive cerca?-La miró como si estuviera loca.
- Si a una cuadra.-No objeto nada y subió al coche.

La dejó en la puerta de su casa.
-Dejaré un patrulla en la cuadra para que no le pase nada.-Le dijo y se marchó sin decir nada más.

No pudo dormir en toda la noche pensando en toda la sangre que había visto, estaba asqueada. Ni le importo comer ese día, se durmió a las tres de la mañana, al otro día tendría que levantarse un poco más tarde para ir a su clase. Descansó con un cuchillo cerca por cualquier cosa que pudiese entrar en su casa.







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