-¡Rayos! No comprendo, porque me has elegido a mí para llevar a cabo esta misión. Tienes cinco machos a quienes elegir de la comunidad de Boston.- El hombre gritaba por teléfono, eran las 8 de la noche.
-Si lo sé, pero te he elegido a ti porque ellos llevan 9 años tratando de localizarla en Brooklyn y no hay rastros de la flor. Bueno hasta ahora no me han avisado nada, debes ir...-Murmuró una serie de palabras en una lengua desconocida. -Lo sabes bien, tú eres quien llevará a cabo la transición y además encajas perfecta mente con las características para acercarte a ella.-
Johan se mostró impaciente y continuó la conversación. Se movía de un lado a otro, hacia que la habitación se viera mas pequeña de lo que era y ¿cómo no? era demasiado alto y musculoso.
Estaba en la mansión de la Raza, acababa de terminar de llamar a Garuo de la comunidad Rusa. No se encontraba de humor como para viajar, y menos por el océano. Odiaba sentirse atrapado en un avión sin poderse mover con libertad.
-¡Carajo! .-Azotó el celular en la mesa metálica y salió de la habitación con su chaqueta en brazos. Otro hombre lo esperaba fuera de la habitación. Su apariencia era similar a Johan pero con un aire de estrella de rock.
-Hola señor Johan, ¿Enfurecido? -Le dijo Bruno en un tono burlón, eso lo puso más irritado.
-Me enfurece hasta tu presencia Bruno. Pero ni modos tengo que aguantarte. No me he podido alimentar bien, hay tanto por hacer en la comunidad de Boston. Solo faltan unos días para la alineación lunar y la flor aún no ha sido encontrada.- Salieron del edificio y subieron al auto que los esperaba.
Llegaron en menos de veinte minutos al aeropuerto de Ufa, y subieron en un jet privado.
Johan se sentía mal, era claustrofóbico y parecía un elefante en un minicooper. El tamaño de los dos, hacia ver que el jet era pequeño y se sentían encajonados con tan poco espacio.
Llegaron antes del amanecer, como se tenía previsto. El sol apenas empezaba a salir, tomaron otro auto y llegaron a la mansión de la comunidad.
Johan llevaba una chaqueta negra de cuero que lo hacía parecer aún mas grande. Y con sus lentes oscuros intimidaba a cualquiera. Bruno no se quedaba atrás era sólo unos centímetros más bajo que Johan pero su complexión era similar. Músculos marcados, amplios hombros y una cara de modelo de revista, sin olvidar su toque roquero. Cualquiera diría que eran actores de televisión o estrellas de alguna banda.
Johan agitó su melena plateada, estaba cansado del viaje y debía aún llegar a trabajar en la comunidad. No tardaron en entrar al vestíbulo y notaron que se habían reunido personas en el exterior de la mansión, como si acabaran de ver a dos famosos saliendo para un concierto privado. Una mansiòn como esa no encajaba con Boston. Era monumental y en su exterior tenía un toque Rústico-Minimalista. Pero no se comparaba en nada con su interior, paredes metálicas y luces de colores neón en el vestibulo. En la sala de estar las ventanas tenían percianas métalicas y los muebles tenían un toque futurista. La decoración en si era futurista y había mucha tecnología expuesta.
No estaban tan acostumbrados a la modernización de la mansión pues ya habían venido unos años atrás de visita. Quedaron un poco asombrados al entrar, en el comedor principal estaban reunidos cinco hombres y parecía que estaban discutiendo, por que sus movimientos eran bruscos.
-¡Fáltan solo tres días para la alineación lunar y no hemos encontrado nada!.-Murmuró uno de los hombres que estaban a la fondo.
-La he estado buscando en Brooklyn, solo encontré algunas pistas de su localización, y esto nos llevó a que se encuentra en esta ciudad.- El hombre de gafas volteó a ver a los visitantes, hizo una reverencia y los otros cuatro hombres la siguieron.
-Parece que ha tenido un mal viaje señor.-Masculló Sebastian, desde el otro lado del salón.
-Sí, se nota mucho mi dolor de cabeza ¿verdad?. ¡Pero hombre!, prosigan quisiera saber más de lo que han encontrado, y ¿De verdad? aún no los conozco a todos ¿Podrìan decirme sus nombres?-Los miró para que se identificaran.
-Mi nombre es Dermin Curiel Soltelli.-Era de fornida complexión, media metro ochenta, su piel era morena, tenía facciones muy prominentes pero su nariz era muy fina y combinaba con sus ojos grises y pequeños.
-Yo soy Charlen Soften Gorak.-Lo miró a los ojos, era un hombre amenazador, sus ojos decían demasiado, eran de color occidiana , era más alto qué Johan media alrededor de los dos metros, tenía tatuajes por todo los brazos y no había lugar donde no tuviera músculos.
-Creo que no hace falta decirte mi nombre Johan pero veo que traes un acompañante así que me presentaré, Sebastián Montreal Foline.- Era un hombre con musculatura, pero sin perder el toque de caballero, sus ojos eran de un color Aqua muy intensos, su cabello era largo y negro, lo amarraba en una cola de caballo. Vestía muy elegante, no encajaba con los demás.
-Soy Darlen Moller Socoba.-Hizo una reverencia, Johan notó que tenía una cicatriz en el cuello, perecía reciente. Sus ojos eran muy claros de color verde lima, su nariz estaba respingada, y era pequeño a comparación con los demás, media metro setenta y su complexión lo hacía ver débil, pero tenía musculatura impresionante a pesar de todo.
-Creo que solo falto yo, mi nombre es Ariel Dine Jostun.-Tenía gafas y su cara era de rasgos muy prominentes, media metro noventa, era un saco de músculos y tatuajes en todo el brazo y cuello. No parecía ser agresivo pero cualquiera en la calle lo compararía con un asesino.
-Bueno he venido de Rusia a acompañar a Johan, así que me presentaré soy Bruno Chalcuin Sorehen. Vine hace algunos años pero no creo que me recuerden era un poco más delgado y no me parecía a lo que soy ahora.- Era el primo hermano de Johan, y lo habían mandado también a investigar.
-Veo que tienen información de la Flor.- Johan se acercó más a la mesa y los miró con superioridad - Pueden decirme una localización específica de dónde se pueda encontrar.- Sebastìan salió del comedor y trajo una computadora.
-En realidad hace unas horas encontramos algunos datos. Abrió la computadora y siguió hablando.-Tuvo un accidente hace unos años, y parece que se mudo, está viviendo en Boston.-Johan lo miró y puso la ceja enarcada.
-Si, bueno, eso lo escuché cuando entré. Pero ¿no tiene más información sobre su localización precisa?-
-No te desesperes a eso vamos. Se quedó huérfana y vive a unas calles de aquí y estudia en la Universidad de Boston. Tiene una especialidad en administración y comercio, bueno además de que estudia Literatura Clásica.-Sebastian se rió y lo miró como si lo hubiese callado con la información.
-Bueno con la hubicación de su casa y la Universidad me basta.-Lo retó con la mirada.- Pero veo que si han estado trabajando.-
-Okey, creo que ya sabes que tú eres el único prospecto para conseguir que venga ¿verdad?-Ariel se acercó más a él y le dio una palmada en la espalda.
¡Dios! era lo que lo tenía con dolor de cabeza, lo mandaban por que aparentaba menos edad y encajaba con el típico chico universitario, así que no tenía de otra, solo faltaban tres días para la transición. Además era el elegido para realizar el pacto desde que nació.
-Sí lo sé Garuo me lo ha dicho, soy el elegido.-Al escuchar eso todos inclinaron la cabeza para reverenciarlo y se marcharon del comedor.
Sebastián y Darlen los dirigieron a su habitación, y cada uno se fue por diferentes lados de la casa.
Sebastián se quedó un rato más con Johan y le mostró todo lo que habían conseguido para que fuera a la Universidad y no llamar la atención. Salió Sebastián de la habitación y él se quedó cambiándose para ir más tarde a la clase que tenía programada.
Era plena hora del día, el sol estaba tapado con las nubes. Se le hacía tarde para la primera hora de clase, era Literatura Clásica. Sabía que encontraría a la flor en esa clase así que se apresuró. Los de la Comunidad habían mandado información a la Universidad, para que Johan no llegara sin una presentación. Tocó la puerta y un profesor le abrió.
Lo presentó al salón y le dijo que tomara asiento al lado de la chica de cabellos largos.
-Ella, te dará los apuntes de las clases pasadas, siempre los tiene así que si tienes dudas dirígete a ella da asesorías a los chicos en biblioteca.-Le dijo el Profesor Duran.
Notó la mirada de ella y se sentó, un poco incómodo por como lo miraba. Ella se quedó más tiempo observándolo y luego se volteó al frente. Pudo ver que sus ojos eran muy bellos, y muy intensos, y también que los demás chicos de la clase la observaban.
Se dirigió a ella después de un rato y le preguntó su nombre. Ella le contestó-Soy Charlotte James.-Y él le comentó lo que el maestro le había dicho. Ella accedió y le dejó su libreta. Pero sintió que debía decirle lo bella que era Charlotte solo le volteó la cara. Johan tenia la impresión de que lo que estaba buscando lo había encontrado, sin querer el destino los había juntado, y no tuvo que buscar más pistas.
Al salir de clase corrió enseguida a biblioteca y tomó el primer libro que encontró. Por la puerta entró Charlotte la chica de la clase de Literatura, y lo miró por un momento, él sintió su enojo en su cara y no le habló, parecía que él era el motivo de su enojo.
Pasaron las horas, sólo la observaba cuando ella no percibía su mirada. Ella era muy hermosa, tan callada, sus labios rojos le provocaban una necesidad de besarla. Lo supo desde que entró al salón, tenía la fragancia de la Flor en su cuerpo, ella era lo que habían buscado y él era el elegido para terminar el pacto. Antes de que transcurriera la hora Johan sintió la vibración de su celular en el bolsillo y salió corriendo hacia la puerta de la biblioteca, era Sebastián.
-Hemos encontrado más información de la Flor tenemos ya sus datos.-Johan se quedó pensando<<Ojalá mis sospechas no sean equivocadas>>.
-Su nombre es Charlotte James Corel, sus padres murieron hace casi 9 años y vive con un tutor.-Hizo una pausa antes de seguirle dando información. -Johan has encontrado a alguien con ese nombre.-
Era lo que quería escuchar no se había equivocado era ella.
-Sí ya la he localizado, su olor es inconfundible.-Sebastian continuó hablando.
-Mira, se que sólo faltan tres días para la transición, pero tienes que tomártelo con calma ella no sabe nada de nosotros ni de su raza. Por lo visto sus padres eran simples humanos y no creo que le hayan dicho nada.-
-Sí lo sé, creo que ella por instinto percibió mi presencia, porque no dejó de mirarme y sentí como latía su corazón. Parece que ya está teniendo los cambios porque su olor es muy fuerte.-
-Bueno, necesito que regreses a la mansión lo más pronto que puedas por que también hay aquí otros problemas que resolver.-Estaba a punto de colgar y Johan le detuvo -Espera que clase de problemas, no te entiendo dime de una vez.-
-Mira en estos últimos días parece que los rebeldes han estado percibiendo el aroma de la flor y han causado una serie de asesinatos. Entre las investigaciones que realizamos, matan sólo a mujeres de veinticuatro años cercanas a los veinticinco parece que ya tienen parte de información necesaria para evitar el pacto.-
Johan se quedó mudo pero guardo la compostura un macho de su linaje debía controlar sus instintos animales. Colgó la llamada de golpe, le hervía la sangre de enojo. El simple hecho de que los rebeldes estuvieran asesinando le provocaba repulsión. Caminó y se desvaneció entre las sombras de un edificio cercano. Se transportó al cuarto de la mansión y salió hacia la sala de estar en donde se encontraba Sebastian, Ariel y Darlen.
-Rápido acércate y mira esto.-Johan caminó hacia el escritorio y miró la pantalla de la computadora. Era una grabación de cámara de seguridad en vivo.
-Parece que se salió de control.- Comentó Ariel. -Tendremos que actuar pronto antes de que sean más los espectadores de estas matanzas.-
Johan se quedó perplejo al ver que en la imagen se encontraba una pareja, el hombre había golpeado a la chica y le había clavado los dientes hasta matarla. Pero eso no le provocó tanto asombro, así actuaban los rebeldes. El problema era que había una chica al fondo, tuvo la impresión de conocerla. Miró más de cerca era Charlotte, su corazón latió más fuerte de la impresión y se desvaneció hasta el lugar dónde había visto el acto.
En el callejón solo quedaban los restos de aquella infortunada chica, desangrada y con su cara de horror latiente. Pudo ver qué el asesino ya había desaparecido y su olor se había ido. Llamó a Sebastián para que mandara a alguien de la comunidad a limpiar la escena del crimen.
Púdo escuchar a unas cuadras el respirar agitado de una mujer. Lo sintió era Charlotte, se desvaneció y llegó cerca del lugar en donde ella estaba, era la estación de policía.
Escondido en la oscuridad cercana a la estación vio la silueta de un hombre, parecía que la cazaba furtivamente, esperaba a que saliera de la estación para arremeter contra ella.
Johan percibió su olor era el asesino de la chica del callejón.Corrió hasta él y lo sacó del lugar desvaneciéndose con él hasta la mansión.
-¿Que carájos?-Él hombre se quedó asombrado, jamás había visto algo así, los de raza pura podían desvanecerse y transportarse de un lugar a otro en un instante.
-¿De cacería?, o no pudiste disminuir tu hambre con la pobre chica que acabas de matar...-Johan le dio un golpe en el abdomen y el hombre se encogió.Y como no si los músculos de Johan eran el doble de los suyo y ni decir de su tamaño.
-¡Mierda!-El hombre se encogió en su punzante dolor y escupió sangre.
-¿Qué, te dolió?, no sabes en dónde te metiste.-Lo dejó agonizante en una celda después de haberlo torturado dos horas seguidas. No iba a matarlo, necesitaba información de la localización de los demás rebeldes. Cuando había un rebelde en la zona cazando, quería decir que la comunidad de rebeldes tenían un objetivo y todos buscaban lo mismo.
Johan salió y se presentó en la sala de estar, Darlen y Dermin habían llegado de limpiar la escena del crimen y Darlen tenían una nota de compras en las manos.
-Creo que ahora ya sabemos donde se localiza la flor. Sus datos vienen aquí.-Se rió como si hubiese encontrado un premio, y se lo dio a Johan.
-Corre caballero por tu damisela en apuros.-Murmuró en tono de burla Dermìn.
-No estoy para bromitas, denme eso.-Darlen le dio la nota y Johan se desvaneció hasta la calle descrita en la nota.
Desde la ventana de la habitación la observó, cuidándola hasta que dieron las tres de la mañana y ella concilió el sueño. Entró a la habitación y le acarició la mejilla. Ella sólo se movió en su cama y murmuró dos palabras.-Tengo miedo.-y sollozó. Una lágrima rozó su mejilla.
Él sintió su miedo, y la vigiló como si fuera suya. Hasta que los primeros rayos de sol tocaron su ventana y se desvaneció para ir a la mansión.